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Cartas de Dulcinea... De "bello presagio" 16 de junio de 2009.

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Bendita maldición que me hace suspirar cuando te siento cerca, tan cerca de mi pero tan lejos. Sé que me deseas al igual como yo lo hago y seré eternamente tuya aqui en este espacio, siendo tu cielo, siendo tu dia de luz, tu claridad y ese oasis q necesitas. Seré siempre tu amante, la de los gemidos, la chica que sueña contigo, la chica que corre al baño cada vez que el deseo la hace recordarte, la chica del bar, la chica del tango, tu fantasia en rojo Ayanay... Conoces mi piel mejor que cualquier otro, conocer mi deseo... Bebe de mi cuantas veces quieras y perdamosnos en ese olor a sexo, a pasión, quiero tu sabor y mi sabor en mi boca, quiero tus dedos en mis labios mientras mi vientre aún se mueva contigo dentro. Es imposible para mi no amarte, lo sabes, me gusta sentirme viva!!! me gusta, te amo y por eso te dejo libre amor, no puedo encarcelarte, perderias tu belleza y dejarias de ser mi Quijote adorado y yo dejaria de ser tu Dulcinea, dejarias de ser Mi Don Jua

El juego de los Cisnes.

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Al entrar en la habitación, sentí el vapor del baño inundándolo todo, acababa de bañarse y estaba acostada boca abajo en la cama, y enredada entre las sabanas desnuda, la mirada perdida en la luz que entraba por la ventana mirando hacia la cabecera de la cama, me daba la espalda y en consecuencia no podía ver sus ojos. Acostumbraba masturbarse cuando estaba a solas. Entonces me pidió que le levantara un poco la cola y pusiera una almohada de plumas bastante abultada a la altura de su pelvis y que me sentara en el sitial a los pies de la cama, que no la detuviera, que le excitaba que le mirara. Sabía bien lo que tenía que hacer. Con el culo un poco arriba paso su mano por debajo del vientre hasta que sus dedos alcanzaron la fuente del deseo.Metió su mano entre las piernas e introdujo sus dedos suavemente en su sexo, como le hace el cuello de un cisne al hundirlo en las aguas para alimentarse. Acariciaba suavemente sus labios vaginales agitando su piel , exactamente como el cisne la

Hazme morir... (La última noche con Medea).

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"Sólo sentí sus gemidos entre los vibradores, cuando entre, ella estaba agazapada y con sus manos atrapadas entre sus piernas, la vi temblar y quebrarse entre jadeos, chasquear su deseo. Agitada, gritaba entre dientes, ven aquí, aprovecha la humedad de mi cuerpo, la sabia que corre entre mis piernas, ven, desnúdate sin pudor, déjame verte mientras lo veo crecer, calmará mi noche. Hazme, morir. Sus nalgas y senos se movían al compás de una danza salvaje, eran retorcidos por sus propias manos. El calor entre piernas, sus dedos no dejaban de entrar y calar profundo mientras yo me desnudaba para ella.Cuando lo estuve completamente, me acerqué a ella y sin palabras de buena crianza, sólo abrió sus piernas y pidió que la devorara... fue ahí donde descubrí que entre sus manos, el consolador de particular color, salía de dentro de ella, para entregarlo mojado, y listo para ser usado en cualquier momento.... no necesitaba nada, ya estaba temblando antes que mi lengua siquiera la roz

Tarde de Sabado, horas extras.

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Ardiendo y completamente desnudos, corrimos de la mano hacia la oficina y despejando el escritorio salvajemente me empujó dejándome caer. Tras un breve juego de poderes, separó mis rodillas dejando mi sexo a su entera disposición. Lo miraba reprimiéndose, mientras sus pulgares acariciaban suavemente mis testículos. Jadeando me relajé, a sabiendas de que iba a hacerme el inolvidable fellatio que insistentemente había prometido durante nuestras conversaciones seductoras en el pasillo de la oficina. Sujetó mis muslos abriéndolos. Cada vez que gemía jadeante, me mordía suavemente. Se acercaba al tronco, noté su lengua titilar febrilmente sobre el glande… La corrida era inminente. Tras los espasmos, apreté mis labios para no alertarle sumido en el más intenso de los placeres. Ella frenó momentáneamente, pero no despegó sus labios, lo presentía tras mi silencio, y dejé que mi naturaleza actuara. Tuve que apartar su cabeza porque, mientras recuperaba el aire, ella volvía a lamerme com